esperando una respuesta,
macerando tu innata tempestad
en marea baja,
al filo del plenilunio.
Pero nadie moja ya sus pies
en tu vértice de anfibio,
nadie espera ya tus versos rítmicos
de diapasón de níquel.
He llamado a tu puerta de huracán
y me ha respondido tu voz de marejada.
Juan Carlos García Cazcarra
No hay comentarios:
Publicar un comentario