Cuando estábamos juntos Hace cien mil suspiros y dos tardes las miradas nos rondaban la esperanza el corazón latía como laten los corazones los encuentros eran simples, armónicos: encuentros; ¡ nada de metáforas ¡
Cuando nos separamos Las calles y plazas tenían nombres Las carreteras eran de dos sentidos Los libros tenían su autor retratado en la contraportada Y los poemas sonetos con su rima consonante
Cuando aún me mirabas La aurora era dulce y cálida La tristeza una lejanía olvidada Los abrazos ladrillos abrigo de brazos amigos Los días parpadeos en las noches larguísimas
Cuando me escuchabas retumbada tu hombro en mi hombro los versos premonitorios de adiós El olvido era utópico escenario Los silencios sólo silencios Las noches augurio de carnívoro carnaval
Todo esto cuando estábamos juntos Hace cien mil suspiros y dos tardes
Estos Reyes Magos han considerado que he sido muy bueno y entre los regalos me han echo llegar un cómic ( Premio Nacional del cómic 2012) de la editorial Astiberri: Dublinés de Alfonso Zapico
El asturiano Alfonso Zapico, premio autor revelación de 2010 en el Salón Internacional del Cómic de Barcelona, se sumergió durante 3 años en Dublinés, una novela gráfica centrada en la vida de James Joyce en la que recorre los momentos, conversaciones, penurias y aventuras con las que se fue construyendo una de las grandes figuras del siglo XX y por el que ha ganado el Premio Nacional del Cómic 2012, promovido por el Ministerio de Cultura.
No conozco la obra de James Joyce, pero está claro que desde que terminé la lectura de Dublinés, la siguiente compra será sin duda el Ulises.
Los derechos de Dublinés se han vendido hasta la fecha en Irlanda, Francia y Polonia.
El cómic es un trabajo calificable de expléndido. Un dibujo en blanco y negro, plagado de detalles en el que resaltan sus panorámicas de edificios y primeros planos de los personajes, que hace que devores los capítulos.
Dublinés presenta a un Joyce bastante real después de todo el trabajo de documental que ha llevado al autor de viaje por toda Europa (Dublín, Trieste,
París y Zúrich), un Joyce que roza la locura y actúa de forma incomprensible en muchos momentos de su vida. Una vida plagada de altibajos; alegrías y penas y dedicación casi exclusiva a escribir y los bares.
Me han gustado muchos las viñetas con fondo blanco en que se ve el personaje andando junto con aquellas otras en que Joyce resalta frente a una multitud cotidiana en las calles de cualquier ciudad europea.
Queda reflejado el ambiente de preguerra y la Europa del siglo XX así como aspectos cotidianos de la vida del personaje y los momentos trascendentes de su vida: nacimiento de sus hijos, publicación de su obra, su enfermedad, etc.
Muy bien resuelto el final (la muerte de Joyce) con un guiño al alma libre que Zapico ha querido reflejar a lo largo de todo el cómic.
El solsticio de verano marcaba la fecha en que los astrólogos se reunían en el ágora de Obmur. Interpretaban las doce casas zodiacales, el enlace entre los cuerpos celestes: el Sol, la Luna, las estrellas, los planetas; en fin, la esfera celeste en sí misma. A partir de los augurios que se establecían en estas asambleas, los políticos dictaban las leyes que debían regir Obmur hasta el siguiente solsticio, de tal forma que los astros fueran soberanos sobre sus habitantes. Oemolot, era el astrólogo más docto y viejo de todos ellos y mientras el hablaba, los demás platicaban sobre su didáctica y sobre sus pronósticos. Ese año, sin embargo, Oemolot estuvo callado, cabizbajo, reflexionando sobre algún arcano pensamiento. Cuando los astrólogos terminaron de hablar, vaticinando riqueza y porvenir a Obmur, Oemolot tomó la palabra: << Mortal como soy, sé que nazco para un día, pero cuando sigo la apretada multitud de las estrellas en su curso circular, mis pies ya no tocan la tierra; asciendo hasta el mismo Zeus para regalarme con ambrosía, el alimento de los dioses. >>. Se levantó y marcho cavilando calle abajo. Los astrólogos quedaron mudos por un instante. Fue un minuto insonoro, aletargado, gris; tras el cual, los astrólogos, como lobos hambrientos de carne, se disputaron el atril de Oemolot.
Tropas de inválidos,
bandadas de necios,
piaras de tímidos,
grey de realistas,
escuadrillas de economistas,
grupos de imperialistas,
muchedumbres de desconocidos,
rebaños de indecisos,
hato de engreídos,
jauría de fascistas,
reatas de narcisistas,
clanes de trapecistas,
y soledades
de uno
en uno.
Edición conmemorativa del 125 aniversario de su publicación
ARTHUR CONAN DOYLE, DEBOLSILLO, 2012
ISBN 9788490321577
Datos del libro
Nº de páginas: 160 págs.
Encuadernación: Tapa dura bolsillo
Editoral: DEBOLSILLO
Lengua: ESPAÑOL
ISBN: 9788490321577
Resumen de El Estudio en Escarlata
Estudio en escarlata de Arthur Conan Doye, apareció publicado por primera vez en el almanaque Beeton´s Christmas Annual en 1888 con ilustraciones originales de Charles Altamont Doyle, padre de Arthur Conan Doyle. D.H.Friston. ilustra esta edición conmemorativa que tengo en las manos. El autor cobró 25 libras esterlinas por todos los derechos del texto. La primera edición norteamericana fue publicada en 1890 por J. B. Lippincott Co.
SHERLOCK HOLMES, detective consultor, se enfrenta, con la inestimable ayuda del doctor Watson, a su primer caso. Los héroes deberán seguir el rastro de un misterioso asesino en las calles de Londres en ESTUDIO EN ESCARLATA.
La novela se divide en dos partes. La primera se subdivide en 7 capítulos y la segunda en otros 7.
Primera parte:
El señor Sherlock Holmes: El doctor Watson se presenta y pone contexto de lugar y fecha a la novela. Conoce a Sherlock Holmes.
La ciencia de la deducción: Sherlock Holmes demuestra sus dotes científicas y analíticas. El doctor Watson, escéptico en principio, queda impresionado.
El misterio de Lauriston Gardens: Se presenta el caso y aparecen los dos comisarios de la policía que acompañarán a Holmes y Watson a lo largo e la novela: Gregson y Lestrade.
Lo que John Rance tenía que contar: John Rance es el policía que llega primero a la escena del crimen de Laurison Gardens. Cuenta cosas interesantes a Holmes y Watson.
Nuestro anuncio atrae a un visitante: En la escena del crimen a aparecido un objeto que Holmes introduce en los periódicos como encontrado en la sección de objetos perdidos y, en su búsqueda, aparece un curioso personaje que, por cierto, aparecerá al final de la novela pero no será desvelado su misterio.
Tobias Gregson muestra de lo que es capaz: El detective, siguiendo pistas falsas, no aporta nada al caso más que se enmarañe y deje a la luz su falta de analítica y experiencia.
Luz en la oscuridad: El asesino es atrapado por Holmes de una manera un tanto peculiar.
Segunda parte:
La Gran llanura Álcali: Parece que la novela es otra. Lo cierto es que aquí debería empezar la novela.
La flor de Utah: Se desencadena la trama de lo que deberá acontecer.
John Ferrier habla con el profeta: Ya sabía John lo que había aceptado al dejar salvar su vida por los mormones. Ahora deberá pagar su precio.
Huyendo para salvar la vida: La huida es difícil pero conseguida por el padre, la hija y el amado.
Los ángeles vengadores: Aparecen desolando todo. Dan inicio a lo que será la venganza más trabajada.
Continuación de las memorias de John H. Watson, Doctor en medicina: Todo toma forma. Se une la primera y segunda parte del libro
Conclusión: Holmes explica cómo llegó a atrapar al asesino con el poder de la deducción.
«En la madeja incolora de la vida encontramos la hebra escarlata del asesinato, y nuestro deber consiste en desenredaría, separarla de las restantes y sacar a la luz hasta el menor de sus detalles.» Sherlock Holmes
Sólo un pero a la novela que me ha resultado entretenida y muy fácil de leer.
En un momento dado, cuando el personaje va en busca del objeto extraviado en el lugar del crimen, conoce la dirección de Holmes y, al final, cuando es llamado por Holmes otra vez a la misma dirección, un personaje tan dispuesto a la acción y tan claro de mente, debería haber visto que era una trampa.
Un velo tapaba la cara de la muchacha. Nadie recordaba haberla visto sin él. Los mercaderes de Obmur, en sus viajes rumbo a la ciudad de Sidón, extendieron por todo el reino la creencia de que era la muchacha más bella que jamas había existido y que si depositaba su mirada sobre la tuya, cosa que nadie hasta el momento había conseguido, la felicidad se instalaba en tu destino inexorablemente. Su hermosura; aseguraban en sus charlas nocturnas al calor del fuego en el desierto los mercaderes, superaba con creces a la de la célebre Helena de Troya. El rumor, a lomos de Noto, se propagó por los confines del imperio y llegó a los oídos de un joven y apuesto guerrero llamado Aiprah, que moraba junto al mar en una pequeña y apacible aldea. Aiprah escucho la historia y cuando hubieron terminado de contársela, se encofró su armadura y sin decir nada a nadie partió rumbo a Obmur, cabalgando sin pausa en su caballo Osagep. Los dos jóvenes se encontraron junto al río Xitse, - el tiempo se aletargó expectante - se miraron a la cara y mientras él sentía su corazón petrificarse, un relámpago de tormento partió en dos el alma de la joven.