Rumbo a Obmur es una serie de 13 relatos cortos que escribí hace una eternidad para publicarlos en la que iba a ser una revista cultural que queríamos editar en Binéfar unos, por entonces, tres jovenes con inquietudes artísticas.
Os dejo aquí la introducción. Como siempre, espero que os guste.
Rumbo a Obmur
PREFACIO.
Obmur no existe. No es el principio ni el final de nada, tan sólo camino. Como un reflejo se diluye en sí mismo. Obmur, se mimetiza en su simetría, se ahoga en su espejo gemelo, se complementa en su inversa. Bienvenidos a la nada.
Rumbo a Obmur.
De todos los edificios de Obmur, el más fastuoso es, sin duda, la biblioteca. Su planta tiene forma de estrella. Cada uno de sus doce vértices está rematado por una cúpula que, a su vez, representan un signo zodiacal. En sus estanterías se amontonan cientos de miles de volúmenes ( de Aristóteles: Del Alma , de Platón: la Apología de Sócrates, las Gorgias, la República, Timeo y Cratilo, de Horacio: las Sátiras, Arte poética, Epodos, Epístolas y las Odas, los Dísticos de Catón, la Ilíada y la Odisea de Homero, Pónticas y la Metamorfosis de Ovidio, las Bucólicas de Virgilio, el Speculum quadruplex, De finibus, el De Oratore, De natura deorum y De senecture de Cicerón, el Satiricón de Petronio, el Icaromenipo de Luciano, miles de tratados de Euclides, De brevitate vitae y Suas de Séneca, la Historia natural de Plinio, Las nubes y Pluto de Aristófanes, los Epigramas de Marcial, de Plutarco: Sertonio, Si el estado debe ser gobernado por un anciano, Vida de Numa y Sobre la educación de los niños, la Tebaida de Estacio, de Hesiodo la Teogonía, de Sófocles: Ayax ), manuscritos, códices, palimpsestos, textos y pergaminos. Pero de todos ellos, el único que es leído con asiduidad por los habitantes de Obmur, el único que da sentido, significado y rumbo a sus vidas, nombres y al de su ciudad, es un viejo diccionario de palíndromos, con el lomo raído de tanto leerlo.
Rumbo a Obmur
PREFACIO.
Obmur no existe. No es el principio ni el final de nada, tan sólo camino. Como un reflejo se diluye en sí mismo. Obmur, se mimetiza en su simetría, se ahoga en su espejo gemelo, se complementa en su inversa. Bienvenidos a la nada.
Rumbo a Obmur.
De todos los edificios de Obmur, el más fastuoso es, sin duda, la biblioteca. Su planta tiene forma de estrella. Cada uno de sus doce vértices está rematado por una cúpula que, a su vez, representan un signo zodiacal. En sus estanterías se amontonan cientos de miles de volúmenes ( de Aristóteles: Del Alma , de Platón: la Apología de Sócrates, las Gorgias, la República, Timeo y Cratilo, de Horacio: las Sátiras, Arte poética, Epodos, Epístolas y las Odas, los Dísticos de Catón, la Ilíada y la Odisea de Homero, Pónticas y la Metamorfosis de Ovidio, las Bucólicas de Virgilio, el Speculum quadruplex, De finibus, el De Oratore, De natura deorum y De senecture de Cicerón, el Satiricón de Petronio, el Icaromenipo de Luciano, miles de tratados de Euclides, De brevitate vitae y Suas de Séneca, la Historia natural de Plinio, Las nubes y Pluto de Aristófanes, los Epigramas de Marcial, de Plutarco: Sertonio, Si el estado debe ser gobernado por un anciano, Vida de Numa y Sobre la educación de los niños, la Tebaida de Estacio, de Hesiodo la Teogonía, de Sófocles: Ayax ), manuscritos, códices, palimpsestos, textos y pergaminos. Pero de todos ellos, el único que es leído con asiduidad por los habitantes de Obmur, el único que da sentido, significado y rumbo a sus vidas, nombres y al de su ciudad, es un viejo diccionario de palíndromos, con el lomo raído de tanto leerlo.
Juan Carlos García Cazcarra
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